
En los años 60, el cáncer de mama era vivido como una enfermedad tabú, que se desconocía y por la que incluso se sentía vergüenza. Pero el hecho de que afectaba a una gran cantidad de mujeres, fue creando la necesidad de concienciar acerca de este tipo de tumor, y sobretodo educar a la población en este sentido.
Ya en los 70, se crearon diversos programas para enseñar a las mujeres a explorarse a ellas mismas y se empezaron a implantar las mamografías. Además, muchas mujeres conocidas empezaron a hablar públicamente del tema, dando una mayor visibilidad a la enfermedad.
En los últimos años, también se han comunicado resultados de nuevos fármacos biológicos que, asociados a tratamientos clásicos como la hormonoterapia, mejoran los resultados de estos. La radioterapia, clave también en muchos pacientes, ha logrado reducir su toxicidad y adaptarse a la anatomía del paciente; lo que ha resultado en una mejora de la calidad de vida. Por último, más recientemente, la inmunoterapia también ha demostrado beneficio en algunos subgrupos de pacientes con cáncer de mama.
Todo ello ha ido unido a visibilizar las necesidades de las pacientes, que también se han centrado en conseguir el incremento de cirugías conservadoras y menor intervención sobre la axila; evitando complicaciones y mejorando la calidad de vida de estas mujeres y su percepción sobre sí mismas.

Tomado de: matchtrial.health
